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sábado, 17 de septiembre de 2011

Trenes.

A estas horas de la noche el frío empieza a colarse por la ventana, el cuenco vacío aun mantiene el jugo del melón y Quique sigue canción tras canción en el Spotify. La mirada permanente en el ordenador por si apareces después de la 1 de la mañana, la esperanza es lo ultimo que se pierde, o eso dicen... Quizás no sea esperanza, mas bien desesperación. Dependencia de ti, de tus palabras. Podría coger el teléfono y llamarte, oír tu voz y un buenas noches, pero no corramos.

Te pido que la próxima vez te quedes conmigo, me amarres bien fuerte a tu cama. Así, entre caricia y caricia, hagamos de nosotros uno solo. Paremos el tiempo y quedémonos mudos. Toquemos el cielo. Sintamos tan fuerte como para rompernos. Seamos felices en un solo instante. Vivamos para siempre. Hagamos nuestro el todo. Peguémonos el uno al otro. Compremos billetes sólo de ida.

Sé que no estás en casa, sé que hasta mañana no hablaremos. Mientras, te envío esa canción para que no se te ocurra olvidarme. Me gusta colarme poco a poco en ti. Planear un futuro cercano sin tener que soñar. Quedarse dormida en tus brazos. Busca sitio en el andén en el que me tendrás que recoger. Pararemos el mundo y será nuestro. Juguemos a planear a vernos. Convirtamos la ficción en realidad. Súbete en este tren y busquemos nuestro vagón.


¿Cuándo vas a venir otra vez a Madrid?
¿Cuándo vas a venir otra vez por aquí?

1 comentario:

A. dijo...

OH....
no puedo decir más que ese triste monosílabo y no es por que no quiera decir muchas cosas. Lo clavas. Se echaba de menos un post aquí.