Page Graphics

martes, 2 de noviembre de 2010

30.10.2010

Seguirás cuidándome como lo has hecho hasta ahora. Con cada arruga de tu rostro una historia que contarme, una vida llena de recuerdos que no cabrían ni en mil páginas en blanco. Sensaciones inolvidables retenidas en instantes; besos, caricias y sonrisas para siempre en mi memoria. Tú eternamente recordada como has sido siempre, imágenes en color sobre el corazón y pequeños secretos solo para nosotras. Por siempre conmigo.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Cuatro.


Y a la cuarta va la vencida. Me prometías que te portarías bien, me pedías que no te hiciese daño. Me susurrabas te quieros y que no te olvidase. Somos perfectos entre la multitud, olvidándonos del resto del mundo en un beso, creando algo nuevo; me haces sentir todo lo que creía haber olvidado y cada día te voy queriendo un poquito más aun y te voy echando de menos con cada minuto sin verte. Mientras tanto tu voz me recuerda que no te has ido, que sigues junto a mi, deshaciendo distancias kilométricas. Tu foto en mi cartera y tu número en mi teléfono. Te prometí que no te haría daño y que no te olvidaría, sigo haciéndolo, y ahora digo más. Te aseguro que no sales de mi cabeza, que te tengo siempre presente, que sueño contigo y que me muero por verte. Pero sobre todo que te quiero, susurrártelo entrelazados con un beso. Como un trébol de cuatro hojas, como un cuatro de septiembre. Mi suerte eres tú.

lunes, 14 de junio de 2010

Goodbye my lover.

Serviría un adiós de despedida final. Pero no fuiste capaz de pronunciarlo. Fué un hasta luego y esperar a encontrarte a la vuelta de la esquina. Trajo consigo un puñado de esperanzas; un racimo de promesas. Pero ya se han ido y solo queda el resto de una operación demasiado complicada de sentimientos, con saldo negativo. Sin embargo yo si puedo decirlo. Adios. Quiero que estés lejos. He sido capaz de hacerlo en otras ocasiones, pero esta es la definitiva. Te has ido y no hay oportunidad de cuartas, ni quintas, ni sextas... oportunidades. Espero que cuando te des cuenta de ello no quieras recuperarme. Ya te habré olvidado. Te recordaré por como fuiste y no por como eres. Revive otra vez todos los retales de recuerdos que guardas en tu cofre de tesoros. Yo me crearé el mío de despedida. Será precioso en mi cabeza. Lástima que tu no lo puedas disfrutar. Ya es tarde. Hasta siempre y hasta nunca. Te faltó valor para hacerlo. Ahora no se te ocurra pronunciar el perdón que he esperado tanto tiempo. Ha terminado, los segundos se agotaron. Disfrutaste de tus tiempos muertos. Ahora has consumido tu oportunidad. The end. Next. Estaré esperando por otro. Tu ya no te encuentras en mi lista de favoritos. Simplemente está vacía. No entrarás de nuevo en ella. Recuérdalo cuando se te ocurra pensar en mi. Todo acabó. No existe futuro posible para nosotros. Fue bonito, no lo niego. Pero te digo adiós. Lo digo por los dos.

I am a dreamer but when I wake, you can't break my spirit - it's my dreams you take.

miércoles, 9 de junio de 2010

Adeus.

As veces acordas e pensas que todo mudou, mais en canto sentas no borde da cama volve esa dor ao corazón, ese repique de lembranzas; ollas cara a xanela e o sol bate con tódalas súas forzas nos teus ollos. A bágoa que roldaba pola conca do ollo reflicte toda a súa luz e volves pensar en todo o que botas en falta. As saudades apodéranse, gostabas de ver chover, de correr e correr por aqueles bosques verdes, regatos, fentos e pozas... a felicidade do lume de mañá na cociña de ferro, o pan da casa feito no forno de leña ou os raios do sol que atravesan as nubes grises que non son síntoma de tristeza se non de esperanza.
Segues pensando que como é que che veñen esas imaxes a cabeza cando o único que tes no corazón é a dor de perdelo. Voltas e máis voltas ao mesmo tema, sen explicacións, despois de tantos anos á espera da felicidade... Viu ate aquí mais xa non era el. Mudou, sentes como se a persoa que amabas, coa que soñabas cada noite, morrera e non tiveras oportunidade de voltar a namoralo; non merece a pena porque el xa non existe. E doe porque aínda podes velo, sentado fronte a ti, a súa cara e as súas mans; mais xa non son os seus beixos nin as súas caricias. E é nese intre cando perdes toda ilusión, choras por cada minuto que tiñas deseñado e que non vai acontecer. Tardas días, semas e meses en tentar esquecelo de novo, e custa, custa moito; e non consegues e pensas que non existe solución. Mais co paso do tempo saes, a cabeza volve a tratar outros temas e o corazón consegue ter outro ritmo.
Aínda dormes e acordas con a sensación de perdelo, sen embargo todos os recordos mantense, como rescoldos dun fogo morto. Ouvir unha canción, ver unha fotografía ou rememorar os momentos especiais doe, veste obrigada a lembrar mais co tempo consegues manter fóra todo o malo e conservar a ledicia e a saudade dos recordos.

lunes, 3 de mayo de 2010

Día.


7:00 a.m. Despertador. Luz. Baño. Dientes. Café y tostadas. Ropa. Otra ropa. Calzado. Bolso. Salir. Metro. Autobús. Lectura. Descanso. Divagaciones. Llegada. Descenso. Clases. Apuntes. Discursos. Cuchicheos. Descanso. Más clases. Más apuntes. Más discursos. Más cuchicheos. Charlas. Comida. Biblioteca. Bolígrafos. Subrayadores. Libro cerrado. Vuelta. Autobús. Móvil vació. Nostalgia. Sol. Wayfarer. Música. Traqueteo. Llegada. Gente. Ruido. Metro. Más gente. Llaves. Casa. Silencio. Vació. Soledad. Rutina. Pijama. Ordenador. Tu nombre. Hola. Contestas. Mi sonrisa. Ternura. Teléfono. Vosotros. Vuestras voces. Rompe la rutina. Te quiero. Os quiero. Lágrima. Cena. Televisión. Sofá. Pensamientos. Distancia. Fuerza. Infusión. Sábanas. Leer. Oscuridad. Sueño. Amanecer.

lunes, 15 de febrero de 2010

Vacío.

-->--> -->
Sobre el sofá yacía ella mientras él la contemplaba. Se fijaba una y otra vez en sus dulces detalles, mientras el sol sale a escena. Él con su tazón de café en las manos esperaba a que ella se despertara poco a poco como siempre había hecho hasta el momento. Comenzaba a moverse, su mano recorría el sofá hasta llegar a su cara y se desperezaba, abría un ojo y lo volvía a cerrar, luego abría lentamente los dos hasta habituarse a la luz, y cuando ya lo conseguía y lo veía a él con nitidez le regalaba una de sus grandes sonrisas y un buenos días. Ella se percataba del agrio olor a café que tanto le gustaba de mañana y antes de que le diera tiempo a reaccionar él ya le había dado su beso más tierno y dulce, el del despertar. Seguidamente caminaba hasta la cocina vestido con solo un calzoncillo para llenar otra taza; mientas tanto, ella se vestía la camisa que le había arrancado la noche anterior a él...
Pero todo había cambiado, ella ya no estaba, los huecos que se encontraban en todo el apartamento combinaban con el vacío que lo embargaba, hacían más mecha en su dolor. Solo, sentado en ese mismo sofá, con una taza de café en las manos veía a traves de la ventana como el sol se escondía bajo las terrazas de los edificios vecinos. Mientras, otra noche más en vela seguiría pensando en ella.


domingo, 31 de enero de 2010

Sonrisa.

Me gusta acostarme sobre el césped, cerrar los ojos y sentir el aire sobre mi cuerpo. Estirar la mano y rozar con las puntas de los dedos cada una de las briznas de hierba. Abrir los ojos y descubrir las nubes que surcan el cielo. Ver pasar un avión, que marca un camino con su estela, e imaginarme a qué pequeños mundos se dirige, cuántas personas viajan en él o sus motivos para estar sentadas en este preciso momento en el asiento de ese avión... inventarme mil historias con cada una de ellas, recrear el significado de sus vidas, creerme capaz de descifrar esas incógnitas me hace feliz. Casualidades que hacen que igual me las cruce algún día de mi vida y nunca lo averigüe o que yo misma me encuentre en algún momento viajando en ese avión, o que quizás ya lo haya hecho... Esbozo una sonrisa pensándolo, me gusta sonreír, entreabrir los labios y sentirme feliz.
Estoy rodeada de margaritas amarillas de todos los tamaños, cojo la más cercana a mi mano y la observo de cerca, es preciosa, imperfecta... rozo cada uno de sus pétalos y comienzo a jugar, me encanta, otra sonrisa aparece en mi cara, un pétalo, dos pétalos, tres pétalos... sí, no, sí, no... vuelvo a crear mis propias normas del juego, nadie me lo impide; si el último pétalo arrancado es un no, no me sirve, seguro que está trucada esa flor, cojo otra margarita y comienzo de cero, quizás esta sea la acertada... así hasta que consigo un sí. Otra sonrisa adorna mi cara.
Me gusta saber que existen pequeñas cosas que alcanzo a controlar a pesar de la magnitud de la vida; momentos que puedo recrear en mi cabeza, que son míos y que los puedo guardar para siempre. Nadie me los logrará robar, incluso poseo el privilegio de modificarlos a mi antojo. Disfruto tumbada en la hierba, notándola contra mi cuerpo, escucho el viento que mueve mi cabello y espero a que aparezca una mariquita, sonrío y soy feliz. Solo me preocupa darle un sentido a cada nube del cielo.

jueves, 14 de enero de 2010

Ventana.

Se imaginaba cada tarde al ver al sol decirle adiós todo aquello que quiso vivir y no fue capaz. A través del cristal de la ventana recordaba momentos pasados. Al final todas las imágenes se entrelazaban en su mente, el pasado lejano, el pasado más próximo y todo aquello que inventaba... Le hacía feliz pensar que todo había sucedido así. Se creía sus propias mentiras porque era la única forma de poder decirle adiós al propio sol.
Cerró los ojos. Rememoró cada detalle de aquel día de invierno. Comenzaba a llover y él apareció, se resguardaron bajo aquella marquesina de autobús. Le habló, volvió a oír su voz después de tanto tiempo, y el miedo desapareció por completo; reaparecieron aquellas sensaciones en el estómago que tanto había echado en falta hasta ese momento.. Pasearon por la alameda procurando no pisar los charcos y como dos locos se comieron un helado mientras entre cucharada y cucharada se confesaban todo aquello que se habían perdido el uno del otro; hasta que ella no aguantó más y se lo preguntó. La duda le rondaba la cabeza cada minuto de todos aquellos días que no habían compartido... su respuesta (in)esperada fue que sí, cada instante la había extrañado, no se había podido olvidar de ella...
Con los ojos cerrados continuaba recreándose en sus memorias... Él aparecía en casi todas; junto a él fueron apareciendo poco a poco tres criaturas preciosas, primero un niño sentado en su regazo, luego otro que sonreía a la cámara y a su lado con una muñeca en sus brazos una niñita con la mirada perdida... Los cuatro le decían adiós con la mano, pero ella no podía llegar a recordar del todo en que momento ocurrió...
Nunca más volvió a abrir los ojos. Se quedó allí, con su mano arrugada por el paso del tiempo contra la ventana como intentando coger algo con sus delicados dedos. Quizás era cada uno de los recuerdos que creaba, quería retenerlos para siempre en su memoria, quería hacerlos suyos... y finalmente lo consiguió, se inventó su propia vida, creo un puzzle formado por memorias ajenas. Sin embargo ella nunca quiso darse cuenta.

domingo, 10 de enero de 2010

Tango.


Rápido, rápido, lento; rápido, rápido, lento...
Suena un violín desgarrador, acompaña nuestros pasos, nuestra historia, nuestra vida... con cada compás recuerdos buenos y malos, lloros y sonrisas.
Tango arrabalero de los bajos fondos de Buenos Aires, puro sentimiento sin cortar, se mezcla con el ruido del viento contra la ventana. Allí estamos los dos, tus manos rodeándome, mis piernas se cruzan, descruzan y trazan las caricias que desvelan nuestras miradas... Música de traición, de dolor y de pasión; reflejo de lo que fuimos... incontrolados sentimientos que nos cegaban, no nos permitían reconocer todo aquello que éramos y formábamos.
Las mentiras crecían y crecían hasta que no pudimos más y nos abandonamos a nuestros propios destinos. Sin embargo cada vez que suenan esos compases nos devuelven a aquel apartamento donde nos deshacíamos en caricias, la distancia que nos separa se acorta y todo vuelve a ser como fue...
A pesar de las mentiras eramos felices recreándonos en aquellos sentimientos... Visto ahora solo formábamos parte de una gran falacia inventada por nosotros mismos, un mundo donde escondernos; no nos hacía daño y al mismo tiempo sabíamos que no era bueno... pero éramos felices en nuestro propio escondite, donde solo estábamos nosotros y aquel tango.