Retroceder.
Es extraño pero creo que lo voy perdiendo. Ese lugar que creías que lo era todo en tu vida, que marcaba el antes y el después, está comenzando a desaparecer. El sitio perfecto para aprender, la bahía cubierta por la luna, para vivir esas primeras veces y para llorar como nunca lo has hecho. La nostalgia se unía al dolor, no había consuelo hasta que entrabas por esa puerta roa y el tiempo volaba junto a ellos. Poco a poco, quizás por miedo o por cerrar una etapa de tu vida, por madurar o por no hacer frente a lo que fue, te vas alejando, consciente o insconscientemente. El tunel a oscuras que termina en las rocas salvajes de la noche. Esas personas que lo eran todo ahora son actores secundarios y quedan en la memoria solo unos pocos. Los que más amaste y los que más odiaste, los que más daño te causaron y todos aquellos que te robaron una sonrisa. La vida sigue, sí, pero ellos te hicieron así sin saberlo, te convirtieron en lo que eres ahora. A estas alturas la burbuja explotó y te das cuenta de que ese sueño no lo era tanto y de que las envidias tiñeron los últimos años, quizás la culpa fue de las malas decisiones... Sin embargo, sigues adelante afrontando los errores y los aciertos porque sus abrazos, sus miradas y sus palabras no te las puede quitar nadie. Te quedas con el mar y ese faro que guiaba nuestros pasos. Te alejas en nuestro comboio.
Seguir hacia adelante.
(smp)